Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido.

Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido

El  municipio de Cartaya posee un privilegiado clima y un magnífico entorno natural, con un pinar en buen estado de conservación que abarca una superficie de 11.500 hectáreas aproximadamente. El pinar está catalogado como “Monte de Utilidad Pública” y se ubica en el Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido. 

Este Paraje Natural se extiende en la desembocadura del Río Piedras, donde los aportes de materiales provenientes del cauce fluvial, junto con la influencia de las mareas, ha dado origen a un paisaje único, compuesto por un sistema de marismas y una particular formación arenosa de unos diez kilómetros, paralela a la costa y denominada flecha litoral.

La Flecha de El Rompido  abarca una superficie de unas 2.409,08 hectáreas. Comprende una zona de marismas mareales separadas del océano Atlántico por una barra litoral, formada por depósitos eólico-marinos como consecuencia de los aportes fluviales, del flujo mareal, de la deriva litoral y de los vientos del suroeste dominantes en la zona.

Frente a la flecha se encuentra la línea costera, que se va transformando desde los suelos inundables de marismas hasta la formación de playas de arenas blancas y finas.

En la Flecha del Rompido se comprueba la vital importancia de este cinturón de dunas formado sobre sedimentos litorales. Además de servir de protección costera contra los azotes del Océano Atlántico, la vegetación, constituida principalmente por barrón, retama o pino piñonero, cobija interesantes especies como el camaleón.

Se trata de un paraje natural poco transformado por la mano del hombre, ofrece un paisaje dinámico en constante transformación, en el que los procesos naturales van modificando el paisaje de forma perceptible.

En las productivas aguas de esta marisma, ricas en invertebrados, crustáceos, moluscos y peces, se alimentan las aves acuáticas y marinas que visitan este enclave durante sus rutas migratorias. Se pueden observar aves limícolas como el inconfundible ostrero, con su plumaje blanco y negro que contrasta con sus patas rosadas, y el llamativo pato colorado, que tiene en esta zona su cuartel de invierno. También es posible contemplar el pesado vuelo de los cormoranes y a diversas especies de gaviotas.