El objetivo principal es concienciar a los dueños de las mascotas de su obligación de retirar los excrementos de la vía pública.
Estos excrementos producen problemas muy graves en las ciudades y por ello debemos evitarlo.
El excremento del perro es tan tóxico como la basura humana, llena de bacterias, parásitos y otros patógenos que son transmisibles a los seres humanos y suponen un riesgo grave para la salud.
La materia fecal que se queda en la vía pública termina convirtiéndose en polvo que contamina el aire, los depósitos de agua e incluso los alimentos. Inhalar estos desechos puede provocar parasitosis, bacterianos y de micosis como la salmonella, la tifoidea o diarreas.
Debemos concienciar a los dueños de las mascotas que es un problema grave al que deben poner solución.